Hace algunos meses, al yo finalizar una boda en el bello salón Water MiIl, en Smithown, una joven que había estado pendiente de todos los rituales, vino sonriendo y me dijo: “yo me caso este año. Por favor, dame una tarjeta y le llamo”. Así fue, meses después, Jessica me contacta para confirmar su dia el 21 de septiembre en el jardin de su hogar.
Unos días antes, me reuní con ella y su prometida. Jessica es de Ecuador y María es de El Salvador. La pareja se conoció en su lugar de trabajo y ya tienen trece años juntas. A Jessica le encantan los zapatos bajos, usar chaquetas y cabello corto o recogido. Aunque dice ser seria, realmente es muy fácil hacerle reír. María, por el contrario, le encantan los vestidos, cabello largo y detalles de adornos. Le gustan mucho las plantas y a cada detalle que yo ofrecía para la ceremonia, ella de inmediato decía “si”, todo le hacía feliz.
El lindo jardin del hogar estaba decorado para la fiesta, Jessica hizo entrada acompañada de su madre y María entro con su hijo mayor. Sus hijas fueron las madrinas de la ceremonia. Un nutrido grupo de familiares y amigos les acompañaron durante la boda, que estuvo embellecida con el ritual de la campana del amor, la planta, ritual de la arena, anillos, votos matrimoniales y bendiciones de reiki.
Bendecidas con amor para que sea por siempre y para siempre