Carmita, de El Salvador y Henry, de Guatemala, vinieron a mi capilla, acompañados de un intimo grupo de familiares y amigos. Sonriendo y demostrando felicidad en todo momento, para luego de ser declarados legalmente casados, abrir una botella de champaña y decir “brindemos por nuestra felicidad”. Felicidades a los recién casados.
Bendecidos con amor para que sea por siempre y para siempre