En un bello atardecer, donde los colores del cielo y el agua se unían en el infinito, en los jardines del hermoso Windows on the Lake, tuve el placer de unir en matrimonio a dos jóvenes dominicanos, quienes se conocieron en una fiesta en Nueva York y de inmediato se inició la chispa del amor.
Acompañados de sus padres, familiares y amigos, manifestaban la alegría de ver cumplido sus sueños. La decoración del salón, estuvo modificada a los gustos de la novia, quien lucia un bello vestido, caminó junto a su abuelo, después de un cortejo de alegres jóvenes, vestidos en perfecta armonía con todos los detalles del entorno.
Bendecidos con amor para que sea por siempre y para siempre