Regina y Jonathan son de El Salvador. Se conocieron en Long Island, estudiando bachillerato y recordando ese momento, la novia dice: “el me enamoró”. El amor se les nota en miradas y gestos tiernos que tienen el uno con el otro. Hace dos años tuve el placer de casar a la madre de Regina y ahora fue un honor compartir nuevamente con el grupo familiar. Apenas terminó la ceremonia, comenzó a llover. Las personas mayores se quedaron en la carpa, mientras que los jóvenes novios se quitaron los zapatos y acompañados de sus amistades, bailaron y disfrutaron bajo la lluvia. Como dicen en algunos países; cuando llueve en una boda, la pareja esta siendo bendecida con agua celestial.





Bendecidos con amor para que sea por siempre y para siempre