Hace cuatro años, María y Pedro fueron presentados por una amiga en común, quien con simpatía hizo de cupido para que los jóvenes se conocieran. El amor ya floreció y tienen una niña de dos años. La madre de la novia nos acompañó desde el cielo, representando su presencia con una fotografía y la luz de una vela. María fue entregada por su hermano, quien le pidió a Pedro que por favor, le cuidara bien a su hermana en un emotivo abrazo.
La decoración estuvo muy linda, en tonos blancos y dorados. Aunque no es usual en las bodas hispanas, a las 4:30 que era la hora concretada para el evento, ya estaban gran cantidad de familiares y amigos.
Bendecidos con amor para que sea por siempre y para siempre