Javier, joven venezolano y enamorado de forma romántica y consentidora, fue la persona que estuvo en contacto conmigo. Nunca hablé con la novia; sin embargo, él se esmeró en hacerme saber lo que ella soñaba: casarse al aire libre. Dia a dia, le explicaba que iba a ser difícil complacerlos, ya que esa semana llovió todos los días. Cuando llegó el sábado de la boda, 14/11 fue uno de los días cálidos del mes y la boda estaba fijada para las 11 AM. Preparé con ayuda de mi esposo, la capilla y no dejaba de pensar en los novios y su requerimiento. Arreglar el jardin no era fácil. La humedad entorpece mover las hojas y el otoño ha traído gran cantidad de ellas. El amor que le tengo a lo que hago ganó y nos dedicamos por horas a ordenar el área del jardin donde podíamos hacer la boda.
Javier y Paola, sonrieron felices de poder casarse como ellos querían. Sus padres y familiares están en Venezuela. Ambos están solos en NY y vinieron acompañados de cuatro amigos y la hija de uno de ellos. Todos felices, incluyendo brindar al finalizar el evento y ahora inician su vida matrimonial.
Bendecidos con amor para que sea por siempre y para siempre