Karina tenía pocos días de haber llegado a Nueva York, venia de su país natal, El Salvador, cuando fue invitada a un cumpleaños que se celebraba en la casa donde ella se hospedada. Allí conoció al hijo del dueño del hogar, Alex, y de inmediato ambas se enamoraron. Tienen una pequeña bebe de 11 meses y decidieron unir sus vidas en matrimonio para entre los tres, formar un acogedor hogar.
La decoración, en amarillos y alegres girasoles, fue realizada por la propia novia y estuvieron acompañados de un intimo grupo de familiares. A los amigos los invitaron para más tarde, para celebrar.
Bendecidos con amor para que sea por siempre y para siempre