Hace siete años, Isamar trabajaba en un restaurante y José era cliente frecuente, aunque la novia nos cuenta entre risas, que ella cree que el más iba por enamorarla que a disfrutar la comida. El extra era que el joven enamorado le dejaba buenas propinas. Hoy en día, ya el amor ha florecido y son padres de dos lindos niños; uno de 4 años y otro de 4 meses de edad. El amor no disminuye, al contrario ha crecido con el tiempo y se manifiesta en sus gestos, risas, detalles y en los emotivos votos que ambos pronunciaron, prometiendo seguir de enamorados como hasta ahora.
Bendecidos con amor para que sea por siempre y para siempre