Los novios estudiaron en el mismo colegio, sin embargo, solo se conocían de verse desde lejos. Alfredo cursaba dos años adelantados que Claudia. En frente al hogar de la novia, quedaba una cancha de fútbol, donde Alfredo acostumbraba a ir a jugar e igualmente, podían mirarse sin hablar. Pasaron años, y Alfredo se vino a Long Island y Claudia a California y luego se reencontraron en New Jersey. Ya tienen ocho años de noviazgo y ahora sí disfrutan, no solo de mirarse, sino de hablarse, tocarse y decirse que se quieren.
Bendecidos con amor para que sea por siempre y para siempre