Reina y Juan Francisco, son dos Salvadoreños, tienen varios años juntos y unos simpáticos hijos. Vinieron acompañados de un intimo grupo familiar, quienes se mantuvieron siempre pendientes de cada detalle de la ceremonia. La alegría de todos, incluyendo a los pequeños, fue constante en todo momento. En el acto de las promesas matrimoniales, los sentimientos salieron a flor de piel, haciendo que los novios lloraran y la emoción contagió a todos los presentes, que los copiaron y tuve que esperar a que los pañuelos llegaran a todos y darles unos minutos para que regresaran a las risas de felicidad que trae una boda hecha con amor.
Bendecidos con amor para que sea por siempre y para siempre