Martha y Juan se conocen desde niños, crecieron siendo vecinos en el mismo pueblo, en El Salvador y asistían juntos a la escuela. De adultos se distanciaron, para luego reencontrarse en Long Island y hacer florecer nuevamente el amor. Después de tres años de noviazgo, con una felicidad absoluta, se decidieron a unir sus vidas en matrimonio esperando que sea hasta que la muerte los separe…como dijeron en sus votos. Fueron acompañados de los padres de la novia, gran cantidad de familiares y amigos. Todo lindamente decorado en blanco y dorado.
Encendimos una vela para que la luz representara a los fallecidos padres del novio, hicimos ritual de la arena, cristal del amor (creado por mi), votos, anillos, y bendiciones.
Bendecidos con amor para que sea por siempre y para siempre