Con los nervios tradicionales de la novia, Gleydis me llamaba cerca del día que deseaban casarse, el sábado 8 de septiembre. Ya yo tenía dos bodas confirmadas, solo podría hacerlo de noche, especialmente por la distancia entre el lugar de la celebración y el área en que yo estaría ese día. Con buen humor y mucha alegría, modificaron sus horas y quedamos en realizar la boda a las 8:30 PM.
Al llegar, estaba cayendo una pequeña lluvia que no detuvo la unión, al contrario, la hizo más linda. Todo decorado en blanco y dorado, con velas encendidas que daban un
toque romántico al jardin del hogar de unos familiares del novio. Un grupo con un gran humor colombiano.
El padre hizo la entrega de la novia, con unas hermosas palabras pidiendo al novio que cuidara de ella de una manera tierna y emotiva.
Bendecidos con amor para que sea por siempre y para siempre