Estos dos jóvenes salvadoreños no pueden ocultar el amor que sienten el uno por el otro; en todo momento, sus miradas los delataban y sus ojos hablaban uno al otro. Parecieran decir: solo hace falta mirarnos y eso es lo que hicieron en gran parte de la ceremonia; mirarse con amor.
El pasado 28 de julio, 2018 acudieron a mi capilla, acompañados de familiares y amigos, con sus miradas y sonrisas, dispuestos a realizar el sueño de unirse en matrimonio.
Bendecidos con amor para que sea por siempre y para siempre