Betsy y Francisco vinieron a mí capilla a casarse en la mañana del viernes 30 de octubre. Solo los acompañaba el tío de la novia, el único familiar cercano que ella tiene en el país. Sin embargo, los novios no necesitaban más compañía para ser felices; miradas y gestos tiernos y amorosos entre ellos, dan testimonio del amor que sienten el uno por el otro. Las promesas matrimoniales fueron llenas de dulzura y compromiso.
La novia siempre demostró su carácter alegre y travieso, haciendo cariños a su novio y luego esposo, y posando ante la divertida y amorosa mirada de Francisco.
Bendecidos con amor para que sea por siempre y para siempre