Los nervios de los novios y de sus invitados era la alegría de los chiquillos presentes; algunos reían, otros lloraban y entre todos, dominaban el espacio con sus voces. Para mi, los niños son frutos del amor y adornan una ceremonia de bodas. Siempre los he dejado jugar alrededor y ser parte del momento. Marta y José, dos salvadoreños que constantemente reían y mostraban su felicidad con tiernas miradas. Un placer oficiar su ceremonia de bodas el pasado 23 de abril de 2018.
Bendecidos con amor para que sea por siempre y para siempre