Soy de las que creo que no importa si una pareja va a casarse en un lujoso salón, en un parque público, en su hogar o en mi sencillo local de clases; lo que prevalece es la importancia del compromiso que ambos adquieren y ello debe celebrarse con felicidad. Por ello, siempre tiendo a decir “si, acepto” cuando oigo proposiciones que a veces pueden interrumpir la comodidad de las condiciones tradicionales.
En el caso de Lisset y Cesar, el problema es el horario de empleos. Largas horas cada día y poca flexibilidad para obtener un horario libre que les permita celebrar como deben la union matrimonial. Como pareja llevan juntos diez años y han procreado dos lindas chiquillas. Hacerlos felices sólo me dio un poco de trasnocho. Acepté que, no importando la hora en que Cesar terminara la labor diaria, fuera a su casa, se cambiara y viniera a mi local, acompañado de su novia y el hermano de la misma, quien hizo de testigo. Resultado: la ceremonia se inició a las 10 PM….la sonrisa y la tranquilidad de ambos al culminar la ceremonia es invaluable.
Bendecidos con Amor para que sea por siempre y para siempre