En el mundo del amor nada extraña y las anécdotas que acompañan las ceremonias siempre me parecen divertidas. En febrero, un media día, una joven me llama por teléfono y me pregunta: ¿puedes casar esta tarde a mi hermana? Ella vino a Long Island con su novio, ya tiene la licencia y simplemente desea casarse acompañada de sus padres y hermanos. Todos vivimos acá, pero ella no tiene tiempo de quedarse. Por supuesto, como era un día de semana, yo estaba desocupada y de inmediato organizé el local para recibirlos.
Horas después, una joven pareja enamorada, Pamela y Omar, llega en compañia de sus padres y hermanos. En una agradable y amena ceremonia, les oi sus promesas, intercambio de anillos, ceremonias sorpresas que siempre les agrego a las parejas y finalmente unidos en matrimonio.
Bendecidos con Amor para que sea por siempre y para siempre